Pensando Chile pretende ser una tribuna de ideas sobre nuestro país, pensada desde la independencia ideológica respecto de los partidos políticos, de las religiones y de los poderes fácticos.
No compartimos triunfos ni derrotas, estamos más allá de izquierdas y derechas, si es que esas categorías políticas tienen hoy algún valor. Proclamamos nuestra fe en Chile y en su pueblo, en sus valores nacionales, populares, democráticos y republicanos. Rechazamos toda pretensión de aspirar a tener verdades absolutas sobre aspectos que por su naturaleza humana no tienen esa condición.
Rechazamos el sistema neoliberal en sus aspectos políticos, sociales, económicos y culturales. Creemos que todos ellos están entrelazados y que una verdadera refundación de la República exige su desaparición.
Creemos en la propiedad pública y en la propiedad privada. Creemos en un Estado activo y dotado de poderes, que se transforme en un guía de la vida republicana y no en un guardián de los intereses particulares. Al Estado le corresponde velar por una educación pública de excelencia, y por la salud, la seguridad y el bienestar de los chilenos. El Estado ausente es la negación misma de la nacionalidad.
Pretendemos constituir una agrupación de ciudadanos que aspire a tener una voz en la política nacional a partir de la expresión, de cara al pueblo de Chile, de los principios y objetivos que guiarán su accionar. Estos principios se resumen en lo siguiente:
Creemos en la Nación Chilena como concepción de unidad de los hijos de esta tierra, que reconoce las diversidades étnicas que dentro de ella existen y se expresan; otorgándole a nuestra particular humanidad los rasgos de diversidad que han conformado históricamente a nuestro pueblo.
Creemos en el Pueblo de Chile, entendido éste en su acepción política y ciudadana; rechazamos el concepto de “gente”, en el entendido que esta denominación encubre, consciente o inconscientemente, un afán despolitizador y desmovilizador, dentro del marco de una sociedad individualista e insolidaria.
Creemos en la República y en el Estado, conformador histórico de la nación chilena. Rechazamos las concepciones neoliberales que han llevado a privilegiar la res privata sobre la concepción republicana del Estado chileno. Por el contrario, creemos que el fortalecimiento del Estado y de la noción de República son los grandes motores del verdadero desarrollo nacional, por sobre las concepciones que entregan al mercado y a la iniciativa privada esta responsabilidad.
Lucharemos por una Asamblea Constituyente que dé a la Nación Chilena una nueva Carta Fundamental que recoja estos principios.
Creemos profundamente en la Democracia como modelo de sociedad. Pero la democracia a la que aspiramos no es la democracia restringida, protegida, representativa y oligárquica que hoy impera. Nuestra concepción de la democracia no se acaba en la representatividad de los partidos políticos como únicos depositarios de la expresión de la voluntad ciudadana . Creemos en la participación activa del pueblo en las decisiones públicas, a través de sus organismos de base territoriales, ciudadanos y de barrio, así como en las organizaciones gremiales,sindicales,comunidades representativas de las etnias que conforman nuestra nacionalidad, instituciones educacionales, FFAA, organizaciones de culto, tribunales de justicia, etc., todas ellas comunidades intermedias que deberán acceder a la participación activa y colegiada en los órganos representativos del Estado nacional. Los partidos políticos, tanto como las instancias ciudadanas antes mencionadas, serán parte de esta democracia, aportando sus ideas y visiones de mundo, en la proporción que su militancia les fije dentro del universo electoral.
La economía está al servicio de la nación. Creemos en la libre iniciativa y en la libertad de mercado, ambas reguladas por los intereses nacionales y de los ciudadanos. El Estado garantizará la libertad económica teniendo siempre como referente mayor el bienestar del pueblo chileno, cuyos intereses primarán siempre por sobre el interés privado. Así como el Estado garantizará el libre funcionamiento de los agentes económicos, por sobre todas las cosas garantizará que esta libertad no se utilice para perjudicar a los ciudadanos. El Estado no se ha creado para ser un gendarme de la actividad económica, sino, entre otras misiones y objetivos, para ser motor político del desarrollo nacional, protegiendo, promoviendo y encauzando la creación de una industria nacional competitiva en el mercado interno y en los mercados internacionales. Al mismo tiempo, el Estado debe ser el protector de los más débiles y desposeídos, quienes deben estar primero y por sobre toda otra concepción utilitaria.
Concebimos al ser humano como el elemento fundacional e indisociable de la sociedad. Es impensable el desarrollo del bienestar general sin el crecimiento equitativo de la persona en todos sus aspectos.
Reconocemos a la solidaridad como la herramienta sustancial para la construcción de una sociedad nutrida por la justicia social.
Entendemos que el rol del Estado es la promoción de la justicia social y del equilibrio equitativo de la riqueza de la sociedad. Rechazamos las desigualdades de origen, las acciones de injusticia en todo ámbito -público y privado- y los privilegios en cualquier medida. Siendo el Chile de hoy uno de los países con mayor inequidad en el mundo será misión primera e ineludible del Estado, a través de todos sus órganos, la superación de esta condición que hiere nuestra dignidad nacional y la dignidad de nuestro pueblo. Se deberá perseguir y eliminar todo privilegio que detenten grupos o instituciones, que afecten o promuevan esta condición de inequidad vergonzante que hoy ostentamos.
Juzgamos que la economía como disciplina debe estar al servicio de la política y la política sujeta indefectiblemente al servicio de la sociedad.
Advertimos como objetivo primario de nuestra acción la satisfacción de la dignidad del individuo en tanto se recree en una sociedad digna. Son reclamos y derechos inclaudicables el acceso en igualdad de condiciones a la educación, a la salud, a la vivienda y al trabajo. El Estado deberá reasumir su condición docente, asignándose como misión fundamental el acceso de todos los chilenos a una educación pública de excelencia, para lo cual deberá proteger y privilegiar la formación del magisterio, así como sus condiciones de trabajo. El gravísimo deterioro de la cultura y la educación nacional han de entenderse como peligros ciertos para la existencia misma de Chile como nación. Sostenemos que la educación es el principio que comanda los nuevos paradigmas de crecimiento social, donde las nuevas tecnologías y el acceso libre y democrático a la información permiten la igualación y un nuevo equilibrio social.
Consideramos que la libertad es la condición máxima natural de orientación de las acciones comunes e individuales, que permite el ejercicio soberano de la voluntad humana como defensa frente a cualquier intento de coacción y sujeción por parte de cualquier minoría.
El advenimiento de la sociedad de la información como un nuevo ámbito de actuación social debe encontrar a todos los chilenos en igualdad de condiciones para poder acceder al desarrollo y al enriquecimiento comunitario.
El principal educador en una república es, por excelencia, el Estado, el que ha de garantizar la excelencia y la equidad. La educación pública ha de recuperar la excelencia que alguna vez tuvo, al mismo tiempo que debe garantizar la más amplia cobertura a todas las regiones y a todos los sectores.
Queremos constituirnos como un espacio de acción política y de participación ciudadana. En estas páginas aspiramos a que participen diversas visiones y perspectivas del pensamiento que busquen la grandeza de la Patria y del Pueblo. A ello les invitamos.